Cuatro Jazmines
			  Corto cuatro jazmines 
			  de la planta que me regaló 
			  mi amigo. 
              
              Lleno de agua clara 
              una vasija de barro que, 
              muerta de sueño, 
              sorprendí en la alacena. 
              
              Me quedo viendo, encadenado a la fragancia, 
              la inconcebible explosión 
              del blanco sobre el verde 
              flotando, abandonada, 
              por el diminuto mar 
              de exacta calma. 
              
              Pero no, 
              al fin descubro un tenue latido 
              en el velo transparente. 
              Mis brazos, apoyados en la mesa 
              en la que escribo, 
              le transmiten el ritmo 
              de mi sangre. 
              
              Y así entiendo: 
			  Yo también soy recipiente 
			  de barro 
			  lleno de agua destinada a secarse 
			  alguna vez 
				
			Mi flor aún se está abriendo